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TRUMAN CUMPLE, RAANAN REIN DIGNIFICA


“La pelea del déficit fiscal primario versus restricción externa. La eterna discusión entre ortodoxia y heterodoxia económica. La derecha siempre con el mismo discurso: bajar el gasto como la panacea económica. En el 2001 el país estalló y había superávit fiscal primario. ¿Que cuál es el primario? Es la diferencia entre ingresos y gastos. Cuando sumás los servicios de deuda hablas de déficit o superávit total. O resultado financiero. Claro, en el 2001 el financiero estaba por las nubes. Los intereses se habían vuelto impagables. El problema es la mala lectura del gobierno de la situación externa. Desde que ganó Trump se habla de una suba de la tasa de interés del tesoro norteamericano. No pueden decir que los agarró por sorpresa. Creen que abrir la economía los reinserta al mundo. Esperan una lluvia de inversiones porque los mercados les tienen confianza a sus ojitos color cielo. Nada de eso pasa. La culpa es de la herencia recibida. La culpa es de la sequía. La culpa es de los cuadernos. La culpa son lo setenta años de peronismo”.

El gordo Trotta hablaba sin parar. Levantaba la voz. Gesticulaba. Tiró un ejemplar de The Economist de febrero de 2014 y ordenó: “¡Orlando! Explicanos cómo es que la culpa son setenta años de peronismo. Tiene que salir en el suplemento del domingo”.

Entró al café. Pidió lo de siempre. Abrió el diario donde Trotta lo había marcado. El título: La parábola argentina. Firmado: Angus Maddison. El artículo hablaba de Argentina potencia hasta la llegada del peronismo. El economista inglés aseguraba que hasta ese momento el PBI per cápita era superior que Francia, Italia y Alemania.

Agarró el celular. Llamó al fotógrafo. Lo invitó a tomar un café. “Y traé la compu. Acá hay wifi gratis. Lo único gratis de este lugar”. Lo dijo fuerte para que el Gallego escuche. Se reía mientras secaba los vasos.

El Gallego es peronista. Sabe algo de historia. Y tiene buena memoria. Le dijo a Truman que eso de los setenta años era una pelotudes. Recita: Lombardi Aramburu Frondizi Guido Illía Onganía Levingston Lanusse Videla Viola Galtieri Bignone Alfonsín Menem De la Rúa Macri. - ¡Pero Menem era de ustedes! - Era un traidor- . Traidor o no era de ustedes, háganse cargo, igual que con la Perona y Rodrigo.

Llegó Armando Bottinelli con todo su equipamiento. Pidió lo mismo que Truman. Abrió la notebool y googlearon PBI peronismo, después PBI argentina década del cuarenta, y otras fórmulas parecidas. Descubrió que los datos de Maddison eran falsos. El PBI argentino fue superior al de Francia durante la guerra mundial y el lustro posterior. Fue superior al PBI de la Alemania de posguerra. Fue superior al italiano alguno años de la década del treinta y durante la guerra. Además, los datos oficiales sobre PBI en Argentina comenzaron a publicarse en 1955. Truman concluyó que los del británico, además de falsos, eran solo estimaciones. Armando recordó el Plan Marshall, que solo fue para los europeos. Que Argentina y el resto de Latinoamérica eran el patio trasero de los norteamericanos. Seguimos siéndolo, acotó Truman.

Mirá lo que publicó Ezequiel Adamosky en su facebook – dijo Armando y lee – “Es cierto que luego de 1885 y hasta 1930 el país osciló entre el puesto 7 y el 14 entre las naciones con mayor PBI per cápita del mundo. Pero no era un país rico y desarrollado, comparable a Canadá, Australia o los Estados Unidos de entonces”. Y continuó: “El crecimiento de entonces fue fruto de una extraordinaria coyuntura de alta demanda internacional aprovechada por una región que disponía de una enorme extensión de tierra fértil y desocupada, mano de obra inagotable por la inmigración y gran flujo de capitales británicos”.

Truman comenzó a copiar. Textual: “Comparada con los países verdaderamente ricos, Argentina mostraba una anomalía: tenía un PBI per cápita alto, pero más por la baja cantidad de su población que porque su economía tuviese bases sólidas y sustentables. Lo más importante: el alto PBI no estaba acompañado por otro ingrediente fundamental que sí había en países como Canadá o Estados Unidos: un alto capital cultural, algo fundamental para el desarrollo económico”.

Escuchá lo que ahora dice Adamosky, dijo Armando. Truman tomaba apuntes: “El PBI per cápita de la Argentina tuvo una tendencia bastante continua al crecimiento, que sólo se interrumpió de manera decisiva desde que en 1975 comenzaron a implementarse políticas neoliberales. El declive económico del país comienza entonces, no antes”.


Siguieron en google y buscaron gasto público por períodos. Después de la crisis de 1890 con Juárez Celman, comenzó una etapa de recuperación con un incipiente proceso de industrialización obligado por la necesidad de sustituir importaciones cortadas por la Gran Guerra. Truman anotó en su cuaderno Gloria: “Período 1900-30: aumento del gasto público. Gobiernos Radicales: los ingresos subieron cuatro veces. Los gastos subieron seis veces. La deuda pública subió 2,5 veces”.

Se entusiasmaron con Armando. Buscaron década infame. Gobierno conservadores. Autoritarios. Fraudulentos. La respuesta fue sorprendente: Textual: “Déficit fiscal muy alto. Se cubrió con impuesto a los réditos y con deuda externa, tomada especialmente de Inglaterra. La industrialización no salía de incipiente”.

Llegaron al cuarenta y cinco. El Gallego paraba la oreja. Truman copió en el cuaderno: “Peronismo: déficit primario alto. En 1948 llega a casi el 17% del PBI. Razón: está en las políticas de redistribución y la falta de financiamiento externo. También, política de desendeudamiento; usan reservas. Hacia ’50 el déficit externo era cero. El PBI aumentó un 11 y 8 % en 47 y 48. Solo cayó en ´52 luego de la gran sequía. Redistribución del ingreso: 50% del PBI para los trabajadores. Fifty-Fifty. Por primera vez en la historia el PBI industrial superó al agropecuario”. Soltó la lapicera y agitó la mano para descontracturar la muñeca. El Gallego los miraba por arriba del hombro. Sonreía

Truman le confesó a Armando: “Después del ´55 todos los gobiernos parecían cortados por la misma tijera. Incluso el de Isabel. Y el de Menem. Porque tiene razón el Gallego – dijo bajando la voz – De peronista no tenía nada”. Y agregó: “En todos vemos las mismas recetas: ajuste devaluación apertura importadora baja de salarios. Las mismas consecuencias: caída del PBI falta de divisas hiperinflación caída del poder adquisitivo destrucción del mercado interno concentración extranjerización de la economía”. Agregó en el cuaderno: “Deuda externa pasó de u$8 mil mill a 170 mil mill. En 15 años, cuatro monedas: peso ley, peso argentino, austral, peso convertible. Más de doce ceros menos”.

¿Tenés que encontrar algo malo? lo chicaneaba el Gallego. Truman pensaba lo mismo. Andá por el lado que era un dictador, un déspota, un nazi, un admirador de Mussollini, que comía pollitos vivos.

Truman se dio cuenta que lo estaba cargando. – Andá a cagar, Gallego.

Lo aconsejó. “Si querés algo malo del peronismo, llamalo a Fernandito Iglesias, el de Es el peronismo, estúpido. Total, es de tu palo”.

- Antes de hablar con Fernandito, prefiero agarrarme los dedos con una puerta y que un caníbal me muerda los de la otra.

Descartada la entrevista de historia al ex mal entrenador de vóley, recordó a un historiador judío que había escrito Los muchachos peronistas judíos y que Truman había leído años atrás. Googleando para ubicarlo, se enteró que salió la continuación de ese libro. Esta vez, Los muchachos peronistas árabes. Buen negocio - dijo para sus adentros - Dentro de poco saca los muchachos peronistas sajones, después los germanos, y los latinos. Y así. Tiene el quiosquito armado, rezongó.

Encontró el teléfono. Pensó qué le iba a preguntar. Marcó. Del otro lado estaba Raanan Rein. Profesor de Historia Española y Latinoamericana, vicerrector de la Universidad de Tel Aviv, ciudad donde nació hace casi sesenta años. Escribió otros libros sobre el peronismo, como El pacto Franco-Perón o Bajo la sombra del líder: la segunda línea del liderazgo peronista.

El teléfono atenazado entre la oreja izquierda y el hombro; el cuaderno Gloria sujetado con la mano izquierda y la Bic en la derecha dispuesta a tomar nota. Arrancó sin preámbulos. ¿Es usted peronista? Rein contestó: “Como no soy argentino, no vivo aquí y no estoy metido en las internas de la política local, me veo liberado de la necesidad de definirme. Lo que intento es analizar con sus sombras y luces este fenómeno que es el peronismo”.

En el cuaderno Gloria, Truman anotó: “3 de diciembre. Raanan Rein. Aprecia y elogia muchos valores. Pero critica algunos aspectos. Textual: Así como intento enfatizar su impulso democratizador, no olvido su impulso autoritario. Porque ambos existen”.

Una anotación al margen entre signos de interrogación: ¿Perón era nazi? Al lado, copió textual: “Vincular a Perón con el nazismo fue una forma de deslegitimación, un mecanismo de la sociedad argentina para no asumir la responsabilidad frente a distintos fenómenos. Es más fácil echarle toda la culpa al peronismo”. Subrayó esto último. Se acordó de Fernando Iglesias. Anotó el nombre del diputado y lo resaltó con un círculo. Remarcó el círculo varias veces. Apretó la lapicera en cada círculo. Rein siguió hablando: “Dicen que el peronismo era antisemita como si antes y después del peronismo no hubiera habido expresiones antisemitas.

- ¿Es Argentina un país antisemita, entonces?

- Siempre ha existido una corriente antisemita, sin ninguna duda, y en el plano social mucha gente tiene estereotipos acerca de los judíos. Pero es importante señalar que ocurre exactamente lo mismo en otros países.

- ¿Y qué pasó con el tema de los criminales de guerra?

- Cuando la gente habla de la entrada de criminales de guerra nazis en la Argentina, parece muy problemático pero se olvidan que pasó lo mismo en Estados Unidos, la Unión Soviética, Canadá y en Sudáfrica. Dicen que el peronismo dejó entrar a criminales de guerra nazis como si después de la caída de Perón todos los presidentes argentinos hubieran estado dispuestos a extraditar a esos criminales a Alemania, Israel o a otros países. Todo mentira. Todos los males no son responsabilidad del peronismo.

- Por lo que surge de Los muchachos peronistas judíos y de Los muchachos peronistas árabes, Perón habría cambiado el paradigma en cuanto los extranjeros.

- Cambia el concepto de ciudadanía y transmite este mensaje a las colectividades étnicas que desde ese momento son parte integrante de la nación. Y no solamente eso, también les asigna un valor agregado porque les dice que son argentinos pero además, al tener lazos con sus países de origen, les señala que pueden aportar aún más al desarrollo argentino.

- ¿La postura de Perón iba en contra del concepto de crisol de razas?

- Exactamente. Según el concepto tradicional los inmigrantes tenían que dejar de lado su bagaje cultural para ser considerados argentinos. Con Perón se podía ser patriota y al mismo tiempo, conservar un componente identitario, étnico, de mantener lazos con las madres patrias.

Se terminó la entrevista. Pegó un tirón y arrancó el celular de entre el hombro y la oreja. Cortó. Inclinó el teléfono cuarenta y cinco grados. Fue a buscar contactos. Encontró el número de un kinesiólogo amigo. Marcó.

Comentarios

  1. Esto es genial. Análisis y resistencia desde el humor

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