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Mostrando entradas de noviembre, 2018

TRUMAN ES DE BOLIVIA Y PARAGUAY

Truman entró al bar a las apuradas. Puteando. Como siempre. El gallego le hizo la seña del cortado. Asintió con la cabeza. Sacó el cuaderno y lo abrió donde varias hojas desordenadas le servían de señalador. - ¿Qué te pasa Orlando? Siempre caliente vos. - Es que me mandaron a hacer un informe sobre inmigración y el costo fiscal de los migrantes. - Pavada de tema. Te vas para arriba como gas de buzo, Orlandito. ¿Y por qué estás enojado? - Porque los número son para enojarse. El tipo sentado en la mesa de al lado escuchaba y ratificaba con la cabeza. Sin que nadie le pida opinión, se metió en la conversación. - Saben que pasa, jóvenes, estos vienen de sus países a usar nuestros hospitales, escuelas. Usan nuestras universidades. Es que en sus países no tienen nada. Quien hablaba era Don Romualdo, de 82 años y reconocido dirigente de la juventud Pichetto Presidente 2019. Vivía en el quinto A del edificio que estaba arriba del bar. - Pero yo lo digo en el sentido contrar

DIVIDIDOS POR 30

por Orlando Gomenzoro Subieron al escenario a las diez menos veinte. El trío más mentado del rock se presentaba con la sobriedad de siempre. Diego Arnedo, con el habitual pantalón y camisa negra. Catriel Ciavarella, de jeans azules y remera negra con un Divididos estampado en vertical y acostado. Ricardo Mollo, también de jeans azules y con una remera negra con una Gibson en el frente que contrastaba la Fender Stratocaster roja. Arrancaron con “Ché, ¿Qué esperás?”. Divididos se disponía a aplastar. Los sueños y las guerras, Haciendo cosas raras, Alma de Budín mantuvieron el comienzo bien arriba. Mollo cambió la fender por una Gibson, como la de la remera. No cambió el poder. Ay que dios boludo, Cajita musical, Pasiones zurdas derechas. Volvió a la Fender roja y le dedicó Perro funk a su perro “que está en el cielo. Mollo mantiene el mismo magnetismo con el público. Conversa con los santos en remera, saluda a Ernesto por su cumpleaños, ¿no serás Ernesto Che?, hizo tocar tres t

LAS LELIQS NO SE TRAGAN CON AGUA

Otra vez el gordo Trotta se había salido con la suya. “Che, Truman. Estoy queriendo dejar de fumar ¿Me traés algo de leliqs”. Y Truman fue. Fue al kiosco y le pidió a Miguel unas leliqs. ¿Unas qué? Unas pastillitas. Deben ser como las Tic Tac, creo yo. “Truman… caíste de vuelta. No aprendés mas”. El kiosquero algo le explicó, como para saber dos cosas: a quién consultar y que no eran pastillas. Unos años atrás había entrevistado a José Molina. Era un tipo bastante desagradable según recordaba. Era el titular de Consultoría José Molina & Asociados. Desde aquella vez, Truman tuvo dos grandes interrogantes. Uno, saber quiénes eran sus socios si trabajaba solo. El teléfono era el mismo. Solo tenía que agregarle un 4. La secretaría no era la misma. Pero tenía la misma edad de la anterior. Pero veinte años atrás. Este Molina no es ningún pelotudo. Cambia de modelo de secretaria cada tres años. Nunca taxi. Siempre cero ka eme. Cuando le pasaron el recado, el mismo tomó el telé